Asociación
Cultural Amigos de Alcaudete
Apuntes sobre la historia de
Alcaudete
(Facilitados por Nani, del
Área de Desarrollo Local)
Los restos arqueológicos más antiguos documentados en Alcaudete hacen
referencia a la localización de algunas estaciones al aire libre en las laderas
de la Sierra de La Lastra y Cerro Cambrón y en las terrazas de los ríos San
Juan y Salado, donde se localizaron materiales de sílex en abundancia, con
total ausencia de materiales cerámicos, lo que adscribía estos lugares a un
momento del paleolítico superior o de transición hacia el neolítico.
Este municipio cuenta con un número en torno a los 200 asentamientos
arqueológicos inventariados. Se tiene constancia de la ocupación durante el
III y II milenio antes de Cristo. Se ha señalado la presencia de materiales argáricos,
pertenecientes al II milenio, en el Cortijo de la Fuente, el Cortijo del
Ahorcado y Villodres, y se ha localizado en las cotas intermedias de las sierras
de La Lastra y Yecosa algunos asentamientos pertenecientes a la Edad del Bronce,
como el Cortijo de Lucena, con restos visibles de fortificaciones.
Los trabajos de prospección han descartado la ocupación correspondiente
a las fases más antiguas de la Cultura Ibérica entre los siglos VII y IV antes
de Cristo entre los cursos fluviales del Víboras y San Juan. El hecho se ha
interpretado como un agujero negro, una tierra de nadie, en lo que podría
considerarse como un área fronteriza entre la Campiña de Córdoba y Jaén y el
horizonte tartésico, unido a la importancia que tiene la zona como vía de
comunicación que pone en contacto el área del Alto Guadalquivir con las zonas
costeras de Málaga y Granada.
Los primeros asentamientos ibéricos que conocemos aparecen en el siglo
III antes de Cristo y perdurarán hasta el I después de Cristo coincidiendo con
la presencia de Roma en la zona y sobre todo con la imposición de impuestos que
obligan a los grandes centros urbanos ibéricos como Obulco o Iponoba a
colonizar nuevas tierras. A este momento corresponderían los oppida, como el
Cerro de la Celada, La Torre del Moro, o el Cortijo de la Muela entre otros.
Entre ellos se establece una estrecha relación visual a través de pequeñas
torres que controlan vados, caminos y especialmente los estrechos valles
fluviales. Hasta donde sabemos, ninguno de estos oppida tiene continuación en
época Imperial romana.
Desde mediados del siglo I después de Cristo, el poblamiento ibérico
articulado en oppida y torres desaparece ante el reordenamiento de las tierras,
probablemente a partir de la fundación de un núcleo urbano situado en los
entornos de la actual Alcaudete, en la zona residencial de la Fuensanta, el
campo de fútbol y el Instituto de Bachillerato Príncipe Felipe, que podría
adscribirse según fuentes epigráficas a Sosontigi, municipio flavio.
De esta nueva fundación conocemos algunos datos por la intervención
arqueológica realizada en el patio del Instituto, donde se apreciaba la
abundancia de materiales cerámicos de importación asociados a construcciones
hidráulicas, fechados en la segunda mitad del siglo I después de Cristo.
Su entidad urbana se desprende también por la aparición de columnas y
estucos monumentales, junto con restos de inscripciones epigráficas que
confieren al asentamiento una cronología que iría de mediados del siglo I
después de Cristo hasta los siglos V y VI, siendo sin duda el antecedente más
directo de la actual Alcaudete.
La romanización de la zona queda suficientemente demostrada por las
prospecciones realizadas, con la presencia de decenas de asentamientos rurales
donde es frecuente la aparición de grandes piedras de molino. Algunos de estos
sitios son bien conocidos, como la Ermita de la Fuensanta o el Cortijo de los
Santos o la Villa romana de Fuente Peña, donde una excavación puso al
descubierto parte de una villa fundada a principios del siglo I d.C. con una
ocupación ininterrumpida hasta el siglo V.
Del periodo Bajo Imperial conocemos no sólo los hallazgos ya
mencionados, sino quizás el más emblemático de la ciudad, el sarcófago
paleocristiano de época de Constantino, del siglo IV, hallado en las huertas en
torno a la calle Torres Ortega a finales del siglo XIX y conservado hoy en el
Museo Arqueológico Nacional.
En la Edad Media Alcaudete va a estar profundamente marcada por la
presencia árabe y la secular disputa contra los cristianos. La abundancia de
agua y fuentes hizo que los árabes nombraran como al-Qabdäq, ciudad de los
manantiales, al municipio que acabaría denominándose Alcaudete. La población
islámica estaba situada entonces en las faldas del cerro del castillo.
En esta fase se pueden distinguir cuatro periodos bien delimitados: Una primera época que alcanza hasta el 1225, de neta dominación árabe, en la que esta zona va a
representar un bastión importante en las luchas civiles entre los musulmanes,
razón de la presencia del castillo. Una segunda, que se extiende entre 1246 y
1312, en la que Alcaudete, cuando está en manos cristianas, va a pertenecer a
la Orden de Calatrava. Una tercera en que la Villa forma parte directa de la
corona castellana, alcanzando hasta el año 1373; y una cuarta, que se prolongará
hasta el fin de la Edad Moderna, en la que se va a constituir el Señorío de
los Fernández de Córdoba, luego Condes desde 1529. Después de la conquista de
Granada, la población empezaría lentamente a trasladarse al llano, surgiendo
la población actual, cuyo casco histórico se formó entre los siglos XVI y
XVIII.
Una descripción del siglo XVI nos dice: “Yace entre cerros Alcaudete,
con fuerte y hermoso castillo, que sirve de palacio a sus condes. Está
abastecido de muy rica pesca, fértil de pan, vino, aceite, caza, regaladas
alcaparras, y especialmente mucha fruta a diferentes partes conducida. Se labran
famosos tafetanes”. Esta descripción, si bien propone una imagen un tanto idílica
de la villa, no deja de apuntar algunos de los rasgos que caracterizaron a
Alcaudete en su edad moderna. En esta etapa, junto a algún que otro cambio,
pervivió durante tiempo la defensa a ultranza por los vecinos de sus
tradiciones y privilegios, lo que respondía a estrategias de acción por la
subsistencia. Umbral de subsistencia que contrastó con la presencia de una
economía hasta cierto punto saneada e incluso, por momentos, floreciente, que
tuvo en los siglos XVI al XVIII como rasgos característicos la especialización
cerealícola y la importancia creciente de la ganadería. El hecho de constituir
enclave obligado en el camino entre el Reino de Granada y Castilla y el carácter
absentista de la mayor parte de los señores y condes de Alcaudete terminarán
por completar la imagen productiva de la villa de la Edad Moderna. Este
absentismo convirtió de hecho a los alcaides nombrados por el Conde de
Alcaudete y a la nobleza local en la verdadera protagonista de la vida pública.
El Alcaudete decimonónico significa la reproducción de nuevos pleitos
en 1815 entre el municipio y los duques de Frías por el control y administración
de las aguas de Fuente Amuña, y el triunfo de las tesis municipales dejan bien
claro la continuidad combativa. Pero no sólo por esto, ya que la activa
participación de muchos alcaudetenses en la lucha contra las tropas napoleónicas
nos muestra igualmente un agitado Alcaudete en los inicios de la
contemporaneidad. Toda esta tensión social y política se mantuvo en la
localidad durante buena parte del siglo XIX: el núcleo de reformistas de
Alcaudete –la Real Sociedad Económica de Amigos del País– sirvió de
palanca de tertulias políticas y de amotinamientos, como los acaecidos en 1822
y muy especialmente 1823, de marcado carácter liberal. En la misma línea de
lucha por la consolidación del liberalismo cabría situar la denominada batalla
de Alcaudete (el 29-XI-1836) que enfrentó en las mismas calles del municipio al
general carlista Gómez con el isabelino Alaix. Lucha por el liberalismo que,
sin embargo, no traería a Alcaudete ni la justicia social ni alejaría tampoco
la sombra de la miseria.
La ciudad estuvo marcada por el empobrecimiento, por la persistencia de
una economía de subsistencia para muchas familias, por la reiteración de sequías,
como las de 1833-34, o de epidemias como las del cólera que asolaron el
vecindario en 1854 y en 1885. Quizás fueron la desaparición de los bienes
municipales y la decidida especialización olivarera los rasgos de novedad. No
obstante ninguno de ellos propició cambio alguno y la consolidación de un
orden rural oligárquico era una realidad. Los avatares por los que atravesó el
municipio ya en pleno siglo XX no harán sino fortalecer los resortes de este
orden social.
En efecto, ni la temprana actividad sindical, ni la orientación
izquierdista en las elecciones republicanas de 1931 y 1936 acababan por
solventar una situación marcada por el conflicto laboral y por el paro de más
del 70% de su censo de campesinos de 1931. Tampoco medidas extraordinarias como
los procesos de incautación de fincas llevados a cabo a fines de 1936, que
afectó a un total de 47 propietarios, o la represión republicana contra los
desafectos al régimen –37 personas fusiladas– terminaron por generar el
anhelado cambio de orden social. Con el triunfo franquista, la consiguiente
represión posbélica –un total de 22 muertos–, y el retorno del viejo orden
oligárquico agrario, la sempiterna carestía, la explotación de la mano de
obra, la congelación salarial y la subordinación de los campesinos continuarán
durante tiempo todavía.
Alcaudete – PATRIMONIO
Los
orígenes de Alcaudete se remontan probablemente a un poblado ibérico, luego
colonizado por los romanos y situado en la zona comprendida
entre el actual parque, Fuente Amuña, y "Esteban Sánchez".
Los restos arqueológicos más antiguos documentados en Alcaudete hacen
referencia a la localización de algunas estaciones al aire libre en las laderas
de la Sierra de La Lastra y Cerro Cambrón y en las terrazas de los ríos San
Juan y Salado, donde se localizaron materiales de sílex en abundancia, con
total ausencia de materiales cerámicos, lo que adscribía estos lugares a un
momento del paleolítico superior o de transición hacia el neolítico.
Tras la ocupación musulmana, se produce un abandono de las áreas que
tradicionalmente habían sido ocupadas por la
población hispanorromana e hispanovisigoda, trasladando sus viviendas en
torno a la fortaleza de "al- Qabdaq", ya que desde el nuevo
emplazamiento, resultaba mas fácil la defensa de la población y el control
exhaustivo de la vía de comunicación que une Córdoba con Granada, en
un contexto de convulsiones propias de una
zona fronteriza.
Después
de la conquista de Granada, a partir del siglo XVI, y fruto de la bonanza económica
que convirtió a Alcaudete en el quinto municipio de la provincia, la población
aumentó espectacularmente y empezó lentamente a trasladarse al llano,
desarrollándose el trazado urbanístico actual.
Castillo
de Alcaudete:
En la época emiral se levantó una impresionante
fortaleza que alcanzaría fama de inaccesible en el período califal. “Alcaudete
es un fuerte considerable –escribió el historiador Al-Idrissì–,
construido al pie de una montaña que mira al Occidente, y donde hay un mercado
muy frecuentado”. El alcázar fue centro de protección de una madina
comercialmente muy activa, ubicado en una importante red viaria y comercial y
fue militarmente codiciado tanto por musulmanes como por cristianos.
De estas primitivas defensas no quedan
restos, debido a la significativa reestructuración que sufre el conjunto
defensivo en época almohade. En este período, el núcleo de población se
rodea de una muralla y en la cumbre
del cerro se edifica un alcázar construido con tapial de tierra sobre basamento
de mampostería.
El
Castillo actual, construido sobre el alcázar almohade, es un exponente de
fortaleza de frontera del S. XIII-XIV. Las murallas y torres, construidas con
tapial serán reforzadas con
mamposteria tras la conquista cristiana en 1246, por los freiles de la Orden de
Calatrava. Conservan los adarves o
ronda de la guardia a través de
los cuales podemos recorrer todo su recinto y acceder
al interior de las torres. Destacan el refectorio y caballerizas así
como la imponente torre del homenaje.
Fue declarado
Monumento Histórico en 1985.
Alcaudete,
en el Siglo XVI, tras la conquista
del Reino Nazarí de Granada tiene
un importante crecimiento urbanístico y demográfico, construyéndose gran
cantidad de edificios religiosos.
Iglesia de Sta. Maria
que se edificó, según
algunas tradiciones sobre el
espacio que ocuparía la mezquita musulmana. Se edifica en dos fases: la primera
corresponde al alzado del cuerpo, un espacio rectangular de tres naves y la
primitiva capilla mayor de Martín de Bolívar, utilizándose el elemento gótico
más característico: la bóveda de crucería. La segunda, a una nueva capilla
mayor de estilo renacentista obra de Francisco del Castillo. Notables son las
dos portadas que desarrollan un programa iconográfico de tema mariano donde se
mezclan elementos renacentistas,
tanto figurativos como heráldicos.
En
el libro de fábrica hace mención a la intervención de Vandelvira en torno al
año 1558, al serle encargada una tribuna por el obispo Diego Tavera. El último
elemento que se construye es la Torre-campanario, en el siglo XVII.
Está declarada BIC.
iglesia de San Pedro ( S. XVI).
Se
edifica bajo un único proyecto de Francisco del Castillo. Es una iglesia
renacentista de planta salón de tres naves, cubiertas con bóvedas vaídas,
características de Vandelvira, excepto las bóvedas de la cabecera que son de
cañon. El esquema en planta alcaudetense se pone en relación con una serie de
fábricas parroquiales que se van a levantar en la diócesis jiennense a lo
largo de la segunda mitad del S. XVI y que tienen como modelo la Catedral de Jaén,
cuyo proyecto definitivo quedó fijado por Vandelvira.
IGLESIA
DE LA ENCARNACIÓN (EL CARMEN), de estilo manierista, está
dentro de las concepciones arquitectónicas de las iglesia conventuales de los
carmelitas descalzos.
La
planta de una sola nave se abre formando un corto crucero. Tras el presbiterio
nos encontramos con el camerín de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cubierto por
una bóveda de estilo barroco. Esta
iglesia posee una de las imágenes más importantes de Alcaudete como es la de
San Elías, del siglo XVII.
CONVENTO
DE SANTA CLARA pertenece a la orden de las clarisas de la orden de
San Francisco. El edificio es de planta
rectangular, tipo cajón. Podemos situar su construcción en la frontera entre
los siglos XVI y XVII. En la
provincia de Jaén es el único ejemplo de portada con columnas salomónicas en
piedra que existe. Esta obra está
relacionada con la de Hurtado Izquierdo en Córdoba o la fachada de la
universidad de Granada. La portada puede situarse en el primer cuarto del siglo
XVIII.
CONVENTO
DE “JESÚS”, presenta un amplio patio de
acceso al patio y a la clausura. En el interior se repite el esquema del “Jesús”
de Roma. Presenta triple coro.
En
la época del Barroco se configura la Plaza
del Ayuntamiento.
El edificio podemos incluirlo dentro de la tipología que Chueca Goitia denomina
edificio civil perteneciente al movimiento barroco clasicista.
Está declarada BIC.
Existen
además diferentes ermitas como la de STA. CATALINA (con pinturas murales del s.
XVI), EL CALVARIO, LA VIRGEN DE LA FUENSANTA.
EDIFICIOS
CIVILES (s. XVIII-XIX): Casa de los Leones o Casa del Almirantazgo, Casa de los
Condes, Casa de Alcalá Zamora, Casa de la Baronesa, Casa de los Funes, Casa de
la Marquesa de Sta. Teresa (hoy convento).... Hospital de la Misericordia, Arco
de la Villa. Del modernismo andaluz (casa de Carmelo Martinez, Casa de los
Veguita.
FUENTES:
Fuente Amuña, de origen árabe, conserva un molino de agua. Fuente Zaide, del
s. XVII, con escudo de los condes de Alcaudete,
Fuente de la Villa, Fuente Nueva, (conserva los lavaderos públicos).
EL
PONTON: en esta zona se conserva un puente y calzada medieval, un viaducto del
ferrocarril de 1892 y yacimientos arqueológicos de época ibérica.